domingo, 16 de febrero de 2014

A mi no me tiembla la pluma



A mí no me tiembla la pluma
para  concebir las  escenas
en donde se deja  plasmada 
la desnudes  del hombre que yo amo
no necesito de mascaradas,
para dejar  cristalizada con mí tinta indeleble
los  recuerdo de nuestras sabanas blancas de la alcoba imaginaria
en el que como lobo de corazón erguido y con  delicadezas vulgares
te amamantabas de mis pezones dorados
y yo sentía que mis senos eran un mar en tu labios
y en el que tú tan solo conociendo mi  alma te atreviste a busca mi duelo
y  a  acorazarte en mi cueva solidaria,
y   vivíamos  desesperados anhelantes de una lluvia
de  ávidos  placeres,  
como si fuésemos  una turba desplazada a otro poblado.
A mí no me tiempla la pluma
Para dejar expresado que el amor se hace vulgar
 Cuando se  intenta  racionalizarlo.
A mí no me tiembla la pluma
para decir que he sentido y he vivido contigo
la pequeña la muerte en llamas, en el fondo de la arboleda
donde nuestro  afluente  cantaba
a mí no me tiembla la pluma
para decir que he sentido y que he gozado
de nuestra solemnidad nocturna,
como si ésta hubiese sido un  río
que sobre Paris se extendía.
A mí no me tiembla la pluma para decir
que yo adoré  esas horas
en las que Febo se hubiese complacido
de hacer una estatua dorada
al ver que tu yo sin habernos conocido
nuestros palpitantes  rostros
gozábamos  sin mentira y ansiedad
de nuestros frutos para otros prohibidos.

Asoreth

Para mi duende del alma



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